miércoles, 22 de septiembre de 2010

189. tango feroz

Durante mi excursión por el interior y por causas naturales (la mujer y su naturaleza) me perdí de ciertas noticias amistosas, y una de ellas fue el regreso a la ciudad de la furia de mi amigo Juanmar (ver día 15. teoría de la relatividad)
Por eso la sorpresa cuando apareció por el depto el sábado y en breve nos pusimos al día de nuestras vidas por medio de titulares al estilo:
“Pegué la vuelta para no seguir golpeándome”
“Ese del espejo no soy yo”
“Estoy a dieta pero no pienso hacerme vegetariano”
“La extraño aunque te parezca extraño”

En un momento nos dimos cuenta que el aire de afuera podía ser mucho mejor que el que estábamos respirando y montados en su camioneta nos fuimos sin rumbo fijo pero con el mate preparado para disfrutar de una charla relajada y el solcito primaveral.
El río (no muy limpio pero calmo) nos atrajo y estacionamos en el pintoresco barrio de La Boca, entre sus conventillos coloridos, el turismo invasor, y el paisaje que necesitábamos para la vista y el alma.
—¿Estás fumando? —me preguntó mientras me ofrecía un Gitanes.
—No —le dije mientras le aceptaba uno y disfrutaba de ese maldito humo.

La tarde fue pasando entre buenos mates, cigarrillos compartidos, filosofía barata, zapatos gastados, y unos tangos que sonaban de fondo…
Nos acercamos como hipnotizados por el ritmo arrabalero y cuando la charla ya había aflojado un poco con las heridas del corazón (un poco… un poquitito) no tuvimos mejor idea que inundarnos del bandoneón y demás acompañamientos del 2x4.

Nos sentamos en una mesa sobre la calle empedrada y mientras esperábamos que venga el mozo a levantarnos el pedido, la cantante empezó a entonar con coraje y desgarro el famoso “Naranjo en flor”.
Estaba cantando la parte de: “Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento...” y con Juanmar cruzamos una mirada fatal, como si un adoquín nos hubiese pegado con suma precisión en la nuca.

—¿Qué van a querer tomar? —nos preguntó el mozo.
—Dos tragos de cianuro, por favor, on the rocks.


Las penas íbamos a ahogarlas, quemarlas, destrozarlas, envenenarlas, aniquilarlas …
(o por lo menos eso íbamos a intentar hacer…)

jueves, 16 de septiembre de 2010

188. para bien o para mal

–¿Estás seguro? –pregunté.
–Sí, vos sabés que no te voy a decir una cosa por otra –me contestó Cris mientras me servía un tazón de café reparador y milagroso.
–En cambio yo no escuché ni vi nada –dijo Sergio que seguía con las huellas de su resaca eterna.
–Pero es que yo la vi ahí parada, y después cuando se fue…
–No –me dijo Cris mirándome como lo hace un médico a su paciente grave–, ya te dije que no había nadie, que ella no estuvo nunca en la puerta. Vos en un momento gritaste su nombre, te levantaste del sillón y te fuiste al suelo. O la borrachera cruel te hizo imaginártela, o te quedaste dormido y la soñaste, pero la verdad es que Laura no apareció por acá.

Laura no apareció por acá…
Laura un día, durante un minuto indefinido decidió alejarse para siempre de mí.
Seguramente con bastante de razón y demasiado de pasión, ayer se cumplió un mes de su presente ausencia en mi vida. Y mi vida que parece haberse ido con ella…


–¿Cuánto hace que no sabés nada de ella?
–Una eternidad y tres cuartos.
–¿Intentaste comunicarte con ella?
–Sí, claro. Quería saber cómo estaba y demás y por eso le mandé un impar de mensajes.
–¿Tuviste alguna respuesta?
–Su silencio…
–Ok, no hay más preguntas por hacer (por el momento). Qué conste en actas –terminó Pablo el interrogatorio amistoso al que fui sometido por mis queridos hermanos de la vida.
–La realidad es que te rompe las pelotas no saber nada de ella –dijo Lorena sorprendiéndonos con su exabrupto– porque vos siempre le diste señales y no te responde de la misma manera.
–¿Y si le pasó algo grave? –pregunté intentando justificar todo de alguna manera.
–¿Algo grave como qué? ¿Te referís a que haya tenido un accidente o a que te haya reemplazado por alguien? –repreguntó Sebas de una manera incisiva pero con la certeza de quien me conoce desde hace años.
No dije nada…

Laura no daba señales porque se había ido de mi vida.
Mis amigos estaban ahí conmigo porque querían devolverme a la vida.
(y yo también quería ese regreso…)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

187. fiesta sin invitación

Cris y Sergio me estuvieron convenciendo durante todo ese sábado para que vaya a la fiesta, al cumple de Oscar, y aproveche mi soltería como no lo ocurre a Sebas que andaba con ganas de ir también, pero Verónica no le dio permiso.
Por momentos tenía ganas, pero el desánimo estaba ganando el partido y yo no atajaba una.
Además seguía sin afeitarme…

Llegó la noche, la hora de la fiesta, del descontrol, del divertimento, de la joda nocturna, y finalmente los chicos se convencieron de que no me iba a mover del depto, atrincherado en mi séptimo piso, con la heladera semi vacía pero con algunos envases que vaciar, y demás condimentos para un sábado on the night con gusto a domingo por la tarde.
Cris aceptó la derrota y Sergio, antes de irse me lanzó una mirada extraña y exclamó:
-I'll be back –dicho con la peor entonación de un Terminator demasiado humano y nada amenazador.

Me quedé solo junto a mi soledad y no hice demasiado, salvo no mirar nada en la tele, poner algo de música (jack johnson sonando a la altura deseada y con el ritmo adecuado haciendo juego), y tirar al fondo del placard el celular apagado.
Sentía que el tiempo de duelo ya había terminado y que de a poco tenía que volver a ser yo.
Me pegué un baño de inmersión eterno… hasta que el agua perdió su temperatura, y al pasar por el espejo… decidí que tenía que hacer algo más con respecto a esa imagen que el espejo me devolvía con tanta fidelidad.
Y así fue que finalmente me afeité como una especie de pacto que diera término a una etapa algo extraña, y así empezar otra totalmente diferente pero sin perder mi identidad.


La mañana se presentó demasiado temprano con algunos golpes en la puerta y bastante ruido del otro lado. Fui a abrir y me encontré con Sergio saludándome con un:
-Viste que era verdad que “I'll be back” –ahora con la ebriedad en todo su ser y acompañado de Cris, de Oscar y de todo su harem de mujeres invitadas a la fiesta… que ahora sigue acá en mi casa!!!
-¿Qué es esto? –sabiendo que estaba realizando una “preguntonta”.
Obviamente nadie me contestó y todos fueron pasando a invadir este santo lugar (?)

Las bebidas eran muy ricas y bastante fuertes, o eran muy ricas y demasiado temprano porque el mareo que me agarré hacía tiempo que no lo sentía.
En un momento me encontré rodeado de algunas chicas que estaban con hambre… por lo que aproveché que habían tocado el timbre para levantarme del sillón y dejar un poco a la jauría femenina.
Pero antes de llegar a la puerta tropecé con al aire y caí al suelo.
-Gastón –pude escuchar que me llamaba la voz desencajada de Oscar desde la puerta-, una tal Laura pregunta por vos.
Alcancé a levantar la cara del suelo y pude ver como Laura, desde la entrada y sin entrar, observaba el ambiente festivo que había en el departamento, para después lanzarme una mirada de odio? furia? desilusión? lástima? vergüenza? arrepentimiento?
No lo sé porque lo último que vi fue como se iba… una vez más.

jueves, 2 de septiembre de 2010

186. buscando una señal

Los últimos días estuve muy perdido pero reencontrándome con mis amigos.
-Che nene, no podés andar así –me dijo Sergio.
-¿Así cómo? –le pregunté a mitad de camino de unos de los mates.
-Así… -y me hizo levantar y me paró frente al espejo.

Me encontré con la imagen de alguien muy despeinado, muy barbudo, muy ojeroso.
Reconocí que era yo porque levanté una mano y la imagen hizo el mismo gesto.
-Gastón, ¿tanto te afectó la ida de Laura? Es decir, evidentemente sí, pero vos siempre tuviste y estuviste con mujeres hermosas que nunca supimos cómo llegaban a tu vida, y sin embargo ahí estaban, dándote placer y llenándote de esos recuerdos que, vos sabés, quisiera tener yo alguno de ellos. Por eso es que no entiendo cómo te dejó así hecho una piltrafa Laura. Estás irreconocible, pibe.
Sergio intentaba levantarme el ánimo, pero por momentos no podía hacerlo porque yo lo estaba pisando con la suela de mis zapatos.

Saqué mi celular del bolsillo y lo abrí.
-¿Qué vas a hacer? ¿A quién vas a llamar? – me preguntó a dúo Sergio y mi consciencia.
-A nadie. Estoy mirando el almanaque.
Habían pasado casi 20 días desde la última vez que la vi, y sin embargo cada noche que me acostaba sin dormir en la cama, sentía su cuerpo, su piel, su aroma, su mirada, su…

Tocaron el timbre y era Cris.
Armo otra ronda de mate mientras afuera llueve torrencialmente y mirando por la ventana pienso que debería ya ser suficiente este tiempo de duelo, pero cómo saberlo. Quizás necesite alguna señal que me haga saber que Laura ya no regresa, y que yo debo regresar a ser el Gastón de siempre.
Aparezco con el mate ya listo mientras Sergio abre el paquete de facturas que trajo Cris al mismo tiempo que este anuncia:
-Che, el sábado festeja el cumple Oscar, y según me dijo va a ser mejor que no faltemos porque sus amigas quieren empezar la primavera con tutti.


¿Esa será la señal?

¿Puede ser el Universo tan fiestero?

¿Me tendré que afeitar?