jueves, 28 de abril de 2011

230. maldita burocracia

En lo único que puedo decir que fui previsor fue en el de andar con registro de conducir sin tener auto. Y es que nunca se sabe quién puede estar más borracho que uno y motorizado.
La cuestión es que la conversación surgió y fue Sergio el que sacó de su billetera la nueva licencia de conducir con formato de tarjeta de crédito. Cuando fui a mostrar mi “tarjetón amarillo” para compararlo me dijo:
–No sólo quedó fuera de moda, sino que además está vencido.
–¿Vencido? ¿De dónde sacaste eso? –pregunté desconcertado.
–Exactamente de acá abajo donde dice “fecha de vencimiento: 7 de octubre de 2010”.

La cosa es que el otro día conseguí el turno para hoy bien temprano. A las 8.15 de la mañana tenía que estar ahí para sacar un registro nuevo y padecer de los exámenes y demás burocracias.
Al llegar al lugar me acerqué al primer mostrador y el tipo que “atendía”, de muy mala manera, me mandó a pagar no sé qué cosa.
–Pero yo quería saber primero si…
–Antes tenés que ir a la caja y pagar…
–Tengo el turno de…
–Andá a pagar primero!
–Andá a cagar vos después! –dije en un tono para que no me escuche.

Cuando vuelvo con los recibos, trato que me atienda su compañero de tortura, pero este era peor en el (mal)trato con todas las personas que andaban ahí en búsqueda del registro.
–Sacate fotocopia de las dos páginas del DNI y después vení.
Tuve que salir del lugar, buscar un perro kiosco y que el de la fotocopiadora me “aconsejara” que saque también copia de la página donde está el cambio de domicilio.
–Pero no me mudé.
–Hace como quieras, pero te lo van a pedir igual.

Regresé con todas las copias, y esperé a que me dieran bola y recibieran mis papeleríos.
Una hora después me llamaron y pasé a una oficina improvisada donde me sacaron una foto, pasé mis dedos índices por una maquinita, y firmé electrónicamente. Cuando se estaba por imprimir todo… ¡¡¡Se cortó la luz!!!
–No se sabe cuando vuelve la electricidad así que venite mañana a la misma hora.

Me fui puteando a todos en la oscuridad del lugar y sabiendo que además de perder el tiempo y ponerme de malhumor, lo peor no es que mañana tenga que volver a ese lugar, sino que no había una sola mujer linda que le pusiera vida al día de hoy.

viernes, 22 de abril de 2011

229. primeros regalitos...

Suena el timbre y me parece extraño (o quizás no) por más que sean las 2.35 de la mañana, según el reloj cucú que nunca tuve. Abro la puerta y Laura con una sonrisa que conozco y reconozco.
–¿Qué hacés acá? ¿Pasó algo? –le pregunto desconcertado.
–No, todavía no pasó nada… pero va a pasar –me dice y un segundo antes de un beso frenético, interminable, delicioso, me informa– porque este va a ser mi regalo de cumpleaños.
Un aire misterioso nos levantó por los aires al mismo tiempo que yo le levantaba la pollera.
La cama nos recibió amortiguando la caída y acentuando los posteriores movimientos saludables.

Cuando el temblor terminó, ella se fue al baño y yo me quedé desarmado sobre la cama desarreglada cuando siento una presencia extraña…
Sin estar borracho ni alucinado, siento a alguien más en la habitación que no se deja ver pero que se deja sentir de una manera tal que me pone en guardia en seguida y logra hacerme desarmar sobre una (su) espalda invisible.

Pasó demasiado tiempo y con las piernas algo flojas me levanto al baño en busca de Laura pero ella ya no está, ya se fue repentinamente como es su costumbre.
De todas maneras las preguntas son interrumpidas por tres golpes secos en la puerta. Abro con la seguridad de que sea ella, pero no. Es la seguridad. Es decir… la policía.
Ok, una policía demasiado linda que me está por hacer una especie de multa por “ruidos molestos”.
–¿Qué ruidos si no hay ni música de fondo? –protesto yo.
–No te hagas el boludo que sabés a qué ruidos me refiero –me gritó con autoridad.
–No, no sé… ¿Me querés explicar? –le contesté y pregunté poniéndome en rebelde.
–Los que vamos a hacer cuando te espose a la cama –dijo mientras me empujaba hacia la habitación.
No sé porqué pero confieso que me dio miedo (sobre todo viendo el machete rosa que traía colgando a su costado) y al querer escaparme me sorprendió-alivió-desconcertó ver dentro del depto a Fernanda.
–¿Cómo entraste? ¿Qué estás haciendo acá?
–Vine a ver si estabas bien con el regalito que te mandé…
–¿Vos me “regalaste” a la policía? ¿Para qué? –pregunté sabiendo que sonaba tan estúpida mi pregunta.
–Para que la disfrutemos los dos –me contestó dejando sus pechos contra mis ojos.

Y fue el sonido del celular sonando con insistencia lo que hizo que sacara los ojos de esa oscuridad hermosa y encontrarme en la habitación con la cama apenas desordenada y sin más huellas que la almohada perdida.
Atiendo el llamado y del otro lado de la línea una voz masculina me grita:
–Feliz cumpleaños, Gastoncito!!! ¿Cómo la estás pasando?
–La estaba pasando más que bien hasta que me despertaste, laputaquetereparió!!!

Y así comencé mi happy cumple…

miércoles, 20 de abril de 2011

228. pequeña salida enorme

Ayer creí que iba a ser un día más complicado, sin embargo pude hacerme de tiempo para pasar a buscar a Tami por el cole y de ahí directo a clavarnos unas hamburguesas completitas en lo del Tío Mc., como le tenía prometido.
–Tío, ¿qué querés que te regale para tu cumple? –me preguntó sorpresivamente.
–¿Por? ¿Cuándo es?
–El viernes, y tengo 12 pesos que ahorré para hacerte un regalo. ¿Vos qué queres?
–Y no sé… Con esos 12 pesos quizás nos podríamos ir dos semanas a Disney o comprar media docena de alfajores Jorgito.
Pese a su corta edad, a Tami no le gustó mi respuesta irónica, y muy seria me dijo:
–Yo pensé en algún libro sobre príncipes y dragones que son lindos y que me lo podrías leer una noche para dormirme. O comprarte una entrada para que vayas conmigo a ver la peli “Río” que es nueva y dicen que está relinda.
–Bueno, dejame que piense qué quiero y después te digo, ¿te parece?

Le estábamos dando el último sorbo a la gaseosa gigante cuando apareció Ana por el patio de comidas.
–Hola hijita, hola hermanito. ¿Cómo están?
–Mami, ¿me puedo ir hoy a dormir a lo del tío?
–Mañana tenés cole, Tami. Lo dejamos para otro día –le contestó Ana.
–Pero mamá –protestó mi amada sobrina– otro día es el cumpleaños del tío y ya no se puede porque es prohibido para menores.
Aguantando la risa que me provocó la exacta ocurrencia de Tami, me levanté y dije:
–Ana, me voy con Tami a buscar y a disfrutar de mi regalo cumpleañero por adelantado. Después la llevo para tu casa.
Y dicho esto, nos fuimos con Tami a ponernos los anteojos 3D y a disfrutar de “Río”, la nueva peli animada.
A la salida, y ya yendo para la casa, pasamos por una librería y compramos un libro sobre dragones pero sin príncipes, lo cual lo hace más creíble.

Al darle un beso de despedida a Tami y yo por volverme para el depto, me dijo:
–Tío, fue el regalo por adelantado más lindo de tu cumpleaños –y me llenó de besos los cachetes y la nariz.
Y yo me fui feliz de la vida, silbando bajito, habiendo disfrutado con Tami de esta salida privada, familiar y apta para todo público.

Ya más cercano al finde, veremos qué otra clase de regalito puedo llegar a recibir…

viernes, 15 de abril de 2011

227. 10 en 8

Ayer fue el cumpleaños de Cris.
Obviamente que me acordé, pero lo que no pude fue ocuparme del regalo por razones conocidas.
De todas maneras tengo muy en claro que Cris es una de las personas a la que más me cuesta encontrarle el regalo adecuado.
Puedo asegurar que solamente la pegamos la vez que, entre todos, le obsequiamos el viaje a Brasil y su estadía.
Claro que ese regalo nos incluía y lo festejamos allá como corresponde, jejeje…

La cuestión es que pasé a buscar a Sebas para ir juntos a lo del cumpleañeros y, mientras íbamos para allá me dijo:
–Cuando le demos el regalo a Cris, se muere e la emoción.
–¿Más que con aquel viajecito? –pregunté desconfiado.
–Lo elegimos con Pablo –me aclaró–, y la verdad es que es una locura.
–¿De qué se trata? –quise saber con la curiosidad a flor de piel.
–De un “10 en 8” –me contestó con una risa entre pícara y cómplice.
–¿”10 en 8”? Seguro es algo sexual, no?
–Depende de él –me dijo Sebas con tono enigmático.

Cuando llegamos a lo de Cris, alcancé a ver los ojos desorbitados de Pablo queriendo ya entregar el regalo en nombre de todos.
Después de los saludos y de servirnos unas copas de buen vino, fue el propio Pablito quien empezó el discurso, entre risas y gestos exagerados, sobre el significado de la amistad y el regalo apropiado.
Hasta que finalmente, le entregó en nombre de todos nosotros, una tarjeta para asistir al “10 en 8”, también conocido como el “Speed Dating”.
–Gracias –dijo Cris y enseguida preguntó–, pero ¿qué es esto?
Obviamente la mayoría quisimos saber más sobre el lugar al que Cris ya había aceptado asistir ciegamente, y todos frente al monitor más cercano, nos pusimos a leer y a informarnos sobre el lugar en cuestión.

Y fue ahí donde nos encontramos con la explicación exacta, y que según parece es una organización que te garantiza, por medio de un estudio realizado previamente y después de que el interesado, en este caso Cris, entregue algunos datos personales, la oportunidad de tener 10 citas de 8 minutos de duración cada una.

–Che, y estas citas tan veloces… ¿no pueden hacer que te conviertas en un eyaculador precoz? –le pregunté divertido a Cris, a lo que este me respondió con su inocente honestidad brutal:
–A esta altura, y después de tanto tiempo… ¿qué carajos me importa?

martes, 12 de abril de 2011

226. luis

Hoy (hace un rato) se fue Luis.
Se fue a ese lugar donde ya no le dolerá más el cuerpo, y se reencontrará con otros seres queridos.

Ayer quedó en un limbo de inconsciencia y recién esta mañana su corazón dijo basta. Pero con el orgullo de haberle dado batalla hasta el final.
No fue mi amigo, pero en su momento nos dimos una mano mutua y de alguna manera eso nos unió demasiado.
Aunque hubo desuniones cuando esos demasiados kms recorridos juntos y a diario, y me sacaba la radio de mis amores para poner a su Julio Iglesias de sus extraños amores.
Y me retaba demasiado ante algún pucho encendido a escondidas, pero no dejaba que nadie le dijera nada ante la tonelada de chimichurri en su puesto de choripán predilecto.
Y las velocidades a las que quería ir mientras chocaba con mi tranquilidad para igual llegar a tiempo.

Ya no importa… O sí.
En estos casos (y en algunos otros de extrañamientos agudos, si se quiere) quedan los mejores recuerdos.
Y las charlas en que él me usaba de terapeuta (sí, justo a mí) y yo lo escuchaba con atención pero sin tener en cuenta las diferencias de décadas de nuestros tiempos.
Y las críticas a mis remeras (?) mientras él lucía su camisa haciendo juego con alguna mancha de salsa de tomate.
Y los cafés triples y recargados para sobrevivir al camino de regreso.
Y las obvias discusiones que hemos tenido, y las paces 250 metros después.

Y son las huellas, por lo menos en mí, que me deja este tipo, este tipazo de ojos claros, mente cerrada, estómago de lujo, gallego de carácter, risa exagerada, y demás cualidades que harán, ya lo imagino, que su ingreso al Paraíso sea sin peaje.
Y como seguro él lo imaginaba… Recibido con un enorme y delicioso sánguche de bondiola de la mejor parrilla de los cielos.

Chau Luis…
Un honor el haberte conocido…
Una tristeza el tener que extrañarte…
Un orgullo tu lucha como enseñanza de vida…
Un placer el tiempo compartido…
Chau Luis… Nos vemos más adelante…

sábado, 9 de abril de 2011

225. cena de altura

Ya se sabe que mi memoria es de las que se combaten con Memorex, sin embargo llegué sin preguntar a lo de Rosa.
De hecho al enfrentarme al portero eléctrico con su diagrama de letras y números, pude recordar a la perfección que debía apretar el 4º C, por el chiste interno de: “¿Vamos al cuarto? Seeee!!!”.

La cuestión es que al abrirse la puerta del depto, Rosa estaba tal cual la podía recordar de la última vista. O quizás más linda, mucho más linda.
Existieron unos siete segundos de timidez, por llamarlo de alguna manera, cuando nos saludamos después de… ¿cinco años? Pero el abrazo acortando tiempos, el (Séptima) Chardonnay blanco para acompañar ya puesto en la heladera, y el horno encendido para recibir el próximo manjar, nos desnudaron de toda formalidad y así fuimos cayendo sobre el colchón de viejas batallas mientras mi ropa y sus pétalos iban quedando en el pasillo del comedor a la habitación.


El buen aroma proveniente de la cocina nos interrumpió, pero nos levantamos sabiendo que no venía nada mal cargar un poco de energías.
Ella con sólo un mini camisón, y mi camisa desprendida, fueron nuestras ropas de gala para la cena exquisita.
Las copas de vino acompañando y levantadas en alto para brindar por el reencuentro.
El primer bocado seguido de una exclamación diferente a las del otro cuarto, pero con un significado igual de aprobación.
Y la charla para ponernos un poco al día de nuestras acciones en el planeta durante el día…
–Confieso que dudé en llamarte por si estabas con tu eterna mujer… Fernanda, no? –clavó su estocada femenina Rosa– Pero mi intuición y conociéndote, me imaginé que ya no estarías con ella.
–Hasta la eternidad debe de tener algún final –dije tratando de concentrarme en el manjar que ahora tenía sobre el plato–. ¿Y vos? ¿En qué estado te encontrás?
Su respuesta fue un dedo levantado, pero para mostrarme un anillo que, sin entender mucho del tema, me sonaba a demasiado caro.
–Casada desde hace tres años con quien era un político con demasiada proyección y ahora es un importante embajador con demasiado vuelo que no deja de subirse a un avión recorriendo el mundo.
Miré a mi alrededor con el claro significado de que no me sonaba esa vida en el departamento que, aunque cómodo, no hacía juego con tal descripción.
–Vivo con él ¬–me explicó Rosa– en un piso enorme en Belgrano R., pero no tenía ganas de estar sola y menos con la custodia eterna detrás del puerta. Es por eso que mantuve mi depto de soltera y lo tengo con mis cosas para cuando necesito… cierto respiro de esa nube de pedos.
–¿Y yo soy tu saludable cable a tierra?
–No, vos sos mi saludable vuelo en clase “personal”.

Y así fue que el postre lo fuimos a buscar a la pista de despegue para terminar disfrutando de zonas de turbulencias y muchos movimientos, sin necesidad de ajustar cinturón alguno.

martes, 5 de abril de 2011

224. rosa de los vientos

La tecnología es lo que hoy mueve al mundo, y más allá de mi movimiento por el mismo, es algo que no me despierta mayor curiosidad.
Aparecen programas para la computadora, electrodomésticos, y demás actualizaciones y yo sigo aferrado a mis viejos y resistentes artefactos.
Y lo mismo me pasa, obviamente, con el celu…
No quiero cambiar el modelo ni el formato porque sé que cada tanto sale volando por la ventana, pero además, desde que empecé a usarlo por el sólo hecho de que Fernanda me lo había regalado, jamás le cambié el eterno número que todavía no me sé de memoria.

Quizás sea por todo esto que mientras el domingo comenzaba a oscurecer y yo recorría la puerta de la heladera para ver a dónde llamaba para alimentarme, el celu empezó a sonar de un número que no tenía registrado.
Seguramente estaba con las defensas bajas porque atendí y del otro lado, una voz femenina me preguntó:
–Hola, ¿sos Gastón?
–Hmmmsiiii… ¿Quién habla?
–¿Sos Gastón? –volvió a preguntar, y ante mi repetida respuesta afirmativa, agregó con un brusco cambio del tono de su voz– ¡Sos un hijo de puta! ¿Cómo pudiste dejarme plantada? Teodioteodioteodiooooo…
Mi mente trataba de descifrar quién era la loca del otro lado del celu, y de hacerlo, de qué carajo hablaba.
–Escuchame un poco –le grité ya harto del molesto monólogo–. Si no me decís ya quién sos te cito para darte una patada en el culo y así me justifiques las puteadas.
–Claro, ya ni me reconocés, ¿no? Bueno, soy Rosa.
–¿Rosa? Guacha, ya me parecía que eras vos, jajaja… Pero como últimamente me están tratando así, me confundí. ¿Cómo estás tanto tiempo?
–Bien, bien… ¿vos? Acabo de encontrar en una agenda vieja tu número y me dije, lo llamo en honor a las buenas épocas.
–Me parece bien mantener el recuerdo.
–Por eso, como me estaba olvidando, quise que me ayudes a recordarlo… ¿Nos encontramos? Yo sigo viviendo en el lugar de siempre… Dale, venite que el horno está preparado para que degustemos un sabroso pollo con papas. Vos encargate del vino acorde…

Rosa es una chica con la que salí hace bastante, en medio de una de las tantas pausas con Fernanda. Es divertida, es simpática, es re linda, y demás cualidades.
De hecho ya sé que lo del pollo con papas es el viejo chiste de “una pata acá, una pata allá, y papapapa”, en el sentido más sexual posible.
Pero bueno, por si acaso, igual llevaré un vinito acorde… a los gustos de los dos.