Durante mi excursión por el interior y por causas naturales (la mujer y su naturaleza) me perdí de ciertas noticias amistosas, y una de ellas fue el regreso a la ciudad de la furia de mi amigo Juanmar (ver día 15. teoría de la relatividad)
Por eso la sorpresa cuando apareció por el depto el sábado y en breve nos pusimos al día de nuestras vidas por medio de titulares al estilo:
“Pegué la vuelta para no seguir golpeándome”
“Ese del espejo no soy yo”
“Estoy a dieta pero no pienso hacerme vegetariano”
“La extraño aunque te parezca extraño”
En un momento nos dimos cuenta que el aire de afuera podía ser mucho mejor que el que estábamos respirando y montados en su camioneta nos fuimos sin rumbo fijo pero con el mate preparado para disfrutar de una charla relajada y el solcito primaveral.
El río (no muy limpio pero calmo) nos atrajo y estacionamos en el pintoresco barrio de La Boca, entre sus conventillos coloridos, el turismo invasor, y el paisaje que necesitábamos para la vista y el alma.
—¿Estás fumando? —me preguntó mientras me ofrecía un Gitanes.
—No —le dije mientras le aceptaba uno y disfrutaba de ese maldito humo.
La tarde fue pasando entre buenos mates, cigarrillos compartidos, filosofía barata, zapatos gastados, y unos tangos que sonaban de fondo…
Nos acercamos como hipnotizados por el ritmo arrabalero y cuando la charla ya había aflojado un poco con las heridas del corazón (un poco… un poquitito) no tuvimos mejor idea que inundarnos del bandoneón y demás acompañamientos del 2x4.
Nos sentamos en una mesa sobre la calle empedrada y mientras esperábamos que venga el mozo a levantarnos el pedido, la cantante empezó a entonar con coraje y desgarro el famoso “Naranjo en flor”.
Estaba cantando la parte de: “Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento...” y con Juanmar cruzamos una mirada fatal, como si un adoquín nos hubiese pegado con suma precisión en la nuca.
—¿Qué van a querer tomar? —nos preguntó el mozo.
—Dos tragos de cianuro, por favor, on the rocks.
Las penas íbamos a ahogarlas, quemarlas, destrozarlas, envenenarlas, aniquilarlas …
(o por lo menos eso íbamos a intentar hacer…)
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