−Dale, contame ahora vos algo de tu vida –me pidió simplemente por saciar su curiosidad sobre el forastero que tenía sentado frente a ella. Y yo no podía rehusarme porque cuando yo le pregunté por su nombre, después de responderme “Carolina”, me hizo un breviario de su vida, de su corta e interesante vida…
-Nació hace 20 años en un pueblo ubicado a unos 50 Km. de acá. Tuvo una linda infancia que sólo se vio alterada por la separación de sus padres. La mamá cuidaba de ella mientras el padre se la pasaba viajando por trabajo. Al principio esos viajes resultaban tener un buen beneficio económico, pero con el correr de los tiempos la economía le ganó al amor, a la presencia física, al cariño sentido, y su madre comenzó a sentirse que estaba demasiado sola haciéndose cargo de su amada hijita mientras su esposo agudizaba esos viajes y su presencia era ya una prolongada ausencia.
Su mamá consiguió un empleo que le permitiría vivir con su hija Carolina y de paso cortar las cadenas de alguien que ya no estaba en su vida.
En pocos meses logró un ascenso que le significó mudarse a unos pocos kilómetros de ahí, para hacerse cargo de una nueva sucursal abierta. Ya en la ciudad conoció a un buen tipo, se enamoró, anduvieron de novios, se casaron, se fueron a vivir juntos, y el hombre fue el padre que Carolina no había tenido en los últimos años. Al tiempo la familia se agrandó y todos fueron muy felices.
-Ok, esa es la historia de tu familia… ¿Y la tuya? –le pregunté.
-Yo seguí mi vida rodeada de una buena familia que era mía. Terminé la secundaria con un muy buen promedio y eso me permitió que en casa me dejaran estudiar fotografía. Me dediqué de lleno a esa pasión y logré ganar algún que otro premio. A causa de eso recibí una tarde un llamado en que me ofrecían trabajar de fotógrafa en el diario. Comencé hace ya un tiempo y soy feliz porque hago lo que me gusta y los tiempos son lo bastante flexibles como para escaparme a realizar fotografías que no son para el diario… sino para mí.
Carolina hablaba con pasión y con el extraño encanto de ese acento ajeno a mi vida, ese tono que despierta cierta dulzura en los oídos cansados de escuchas monótonas. Era linda, joven, decidida y tenía una mirada que penetraba más que la lente de su cámara.
−Dale, contame ahora vos algo de tu vida –me pidió apoyando sus codos sobre la mesa en claro gesto de regalarme su atención.
-¿Sobre mi vida? ¿Y qué te puedo contar sobre mi vida?
-Lo que vos quieras –me dijo sonriendo, pensando que quizás no tenía mucho por contar, cuando en realidad no sabía bien qué contarle exactamente de mi vida para que ella no saliera corriendo espantada.
Pedimos otra vuelta de algo para tomar, por un instante extrañé encenderme un cigarrillo (me está sucediendo bastante seguido), y me dispuse a comenzar mi autobiografía oral sin saber bien por dónde empezar.
-Podés comenzar desde el principio –me aconsejó Carolina como si hubiese escuchado mis pensamientos-. O diciéndome qué andás haciendo acá en esta ciudad.
Cuando finalicé de hablar sobre mis últimos tiempos noté que Carolina me miraba fijamente, con la boca entreabierta, y sin decir nada…
-¿Pasa algo?
-No, simplemente me quedé pensando en todo lo que me estabas contando y me preguntaba si… ¿Nunca se te ocurrió escribir sobre tu vida?
No juzguemos para no ser juzgados
Hace 4 días
5 comentarios:
Confieso que me reí con ese final... ironías de la vida, podría decirse, ¿no?
No quiero soplarte el castillo de cartas, pero te recuerdo que soy uno de tus primeros lectores... y te he seguido con atención en cada posteo... asi que mantendré mis comentarios clarividentes al márgen, ¿te parece?
jeje un abrazo enorme, me alegra ver que el lugar donde estás ahora te trata con calidez.
Estamos en contacto, lo sabes.
jajaja.. muy gracioso el finaal.. pinta bien esta historia, espero no yetearla..
muuuuaaa enormeee!
¿Y cómo le está yendo por esos pagos, Gastón?
¿Se ambientó? ¿Se acomodó? ¿Encontró un lugarcito para usted?
¿Y Carolina? ¿Siguió contándole las vicisitudes de su existencia que ella no sabe que usted escribió?
Le mando un abrazo y Loli, un beso.
El Profesor
JAJA!! Muy bueno!! Me gusto mucho!!
Las Carolinas son muy apasionadas y buenas personas!!!
Ángelos: Queridísimo, sus clarividencias tienen la naturalidad de estar acompañándome desde aquel principio sin final (por lo menos anunciando).
Te mando un abrazo desde acá hacia allá.
Nat: Fue gracioso pero por un segundo me sentí como Truman (The Truman Show)
Yetearla? Vos?
Por favor...
Qué mejor compañía que la tuya!!!
El Profesor: Yo acomodándome de a poco y algunas personas del lugar intentando ayudarme con eso.
Abrazo para usted y besos para Loli
Crazigirl: Epa! Ese es un combo perfecto que espero no desaprovechar.
(por algo habrá tantas canciones con su nombre bueno y pasional)
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