jueves, 2 de abril de 2009

72. sueño de guerra (2 de abril – Islas Malvinas)

Voy corriendo por entre esos trozos de tierra pelada que le dan al lugar un aspecto de abandono que no concuerda con la realidad. Por más que lo intento no puedo correr como quisiera. Siento un peso descomunal en los pies que me impiden el movimiento rápido, como una carga que no debería llevar y a la que intento patear, pero de manera inútil. A veces tropiezo con mis propias piernas o con alguna piedra y hago todo lo posible para no caer. Quién sabe si lograría levantar vuelo una vez que hubiese tocado la tierra con todo mi cuerpo. Sigo corriendo y el paisaje que tengo a mis costados se va desdibujando, se vuelve borroso, no se entiende, no lo comprendo. El ruido es incesante, ensordecedor, en este lugar Dios no creó el silencio, y me temo que algunas otras cosas tampoco.

De pronto hace su aparición un pequeño milagro. Voy deteniendo la marcha poco a poco hasta quedarme completamente inmóvil. No se escucha nada, sólo el eco de los últimos sonidos que continúan silbando en mi interior. Aprovecho a respirar ya que nadie puede asegurar por cuánto tiempo más se podrá seguir. Giro mirando a mi alrededor y es como si el planeta hubiese detenido sus vueltas, como si la pausa fuese universal, como si esta fuera la única manera que existe de poder demostrarme que sigo estando en este extraño mundo.

¿Cuánto tiempo habrá pasado? ¿Más de veinte años, unos cuantos meses, algunas semanas indefinidas, un impar de días, unas pocas horas, algunos escasos minutos? La verdad, si es que hoy alguien puede jactarse de tenerla, es que pasaron menos de cuarenta segundos desde el último sonido hasta el primero de esta nueva serie infinita. En el medio, de entre la maleza, apareció la figura del flaco Ramírez mirándome a los ojos como un tigre agazapado con alma de gato casero. Se paró sobre sus dos piernas delgadas, cada vez más delgadas, y me saludó con su habitual gesto de levantar su mano derecha por encima de su cabeza, por encima de su casco descolorido. Y fue en ese preciso momento que los silbidos de finales explosivos empezaron nuevamente a sonar. Cuando comencé a gritar, el cuerpo del flaco se desplomaba hacia atrás. Entonces corrí dos, tres, cuatro, cinco pasos, hasta que sentí ese dolor desconocido en mi hombro y caí de cara contra la tierra. Desde el cielo cubierto de nubes, cientos de gotas también comenzaron a caer...

La habitación se encontraba bastante ordenada a no ser por la cama que era un campo de batalla. La frazada había desaparecido de su lugar y la sábana se encontraba hecha un bollo a los pies. La almohada había volado más allá de la mesita de luz, y yo, después de correr esos pocos pasos, fue cuando caí, de cara contra la alfombra.

Entró rápidamente mamá a mi cuarto y me ayudó a levantarme del suelo mientras me decía de los peligros de estas camas tan altas. Me había preparado el desayuno que más me gusta y dejó la bandeja a un costado mientras iba a buscar la almohada y levantaba la persiana que dejaba ver el día y su mundo exterior. En cualquier momento se pone a llover, dijo mamá, y en ese comentario en voz alta creí adivinar una queja, una resignación, algo que no logré retener en mi cabeza y que lo corté al querer contarle sobre el extraño sueño que tuve. Fue horrible, le dije mientras ella me miraba con sus ojos café con leche, porque estaba en un lugar lejano, desconocido para mí, y el ruido de las bombas, de las balas, los gritos, y yo corría pero sin poder hacerlo realmente y sin ninguna dirección, porque ahí todo era guerra, y lo peor es que no sabíamos qué defendíamos ni qué atacábamos. Mamá se acercó y se sentó sobre la cama. Me acarició, con sus manos suaves, el pelo y la mejilla y me dijo que me quedara tranquilo, que ahora ya estaba bien, que no tenía que preocuparme por nada, que ella siempre me cuidaría.

Pero era horrible, volví a decir como una manera de poder descargarme del todo, completamente, porque en el sueño aparecía el flaco Ramírez y...

Y fue en ese preciso momento cuando apareció debajo del marco de la puerta de mi habitación, el flaco, saludándome con su habitual gesto de levantar su mano derecha por encima de su cabeza, por encima de su casco descolorido. Por la ventana se podía ver que había comenzado a llover, y fue cuando me di cuenta que la alfombra se había vuelto a convertir en la realidad de la tierra, que la habitación era nuevamente el campo de batalla, y que el desayuno de mamá era un hermoso sueño que contrastaba con esta realidad, la de esta herida mortal que causaba el dolor desconocido sobre mi hombro, y este último momento para poder soñar mientras caía pesadamente de cara contra la tierra.

13 comentarios:

Ana dijo...

=(=( Desolador, triste, inquietante... La realidad supera la ficción, ¿o es al revés? ;)
Un beso.

Paula dijo...

Gastón, me lloré todo.
Me duelen esos chicos, me duelen sus recuerdos, sus pesadillas, su juventud perdida en Malvinas.
Algunos hubieran preferido quedarse allá.
Me dolió lo que narraste, porque me dieron ganas de ir y decirle que estaba todo bien, que con esfuerzo lograron dejar de ser ocultados como "vergüenza" y que muchos los veneramos y respetamos por lo que hicieron y pudieron.
Excelente post, ya no veo bien, se me nubla la vista, pero no la razón.
Te mando un beso enorme!!!

Cecilia dijo...

Muy bueno el texto. Lástima que no haya sido sólo un texto. Lástima que haya sido real, absurdamente real. Lástima que la razón no existió para algunos.
Es extraño. Los seres humanos pareciera que no aprendemos de la experiencia pasada. Y algunos creen que una guerra puede solucionar algo.

En fin.

Como siempre, BRILLÁS, GASTÓN.

Ana dijo...

Lo siento, no sabía de lo que estabas hablando, creía que era algo medio inventado y por eso mi comentario.
Desgraciadamente, en las guerras sólo hay perdedores =(
Un beso.

Lilya Nuratis dijo...

el texto como siempre es excelente... estremecedor.. el subtexto.. desgarrador..

un beso suave... y un abrazo fuerte
Lilya

Lu dijo...

Es muy emotivo lo que escribiste Gastón, refleja a la perfección los sentimientos encontrados que tenemos todos en días como hoy. Y a nivel literario, como cuento, me pareció genial.

Besos (a secas).

Cris dijo...

Los otros días escuche una entrevista en radio de un sobreviviente de Malvinas, -debo decir que no se mucho más que el común de la gente sobre la guerra-, que murieron jóvenes, que Argentina perdió etc, etc. Lo que éste hombre,-devenido ahora en escritor y conferencista- contaba ra como les habían preparado para la guerra.Decía que él no había sido elegido, pero como estando en el cuartel vió a una madre con su hijo llorando una despedida que anticipaban sería eterna, le pidió a su superopr reemplazar al chico. l pedido fua aceptado y horas más tardes volaba en una avioneta, parece que en cinco minutos, un capitán (o no se que bien) se les acerco y les relato como iban paso a paso a atacatlos los ingleses, primero el bombardero tanto, luego los cañones, después tal cosa, y así hasta (habíendo pasado 5 minutos) despedirse de ellos. él relatab, fue esa su única instrucción de guerra, no tenían abrigo, y ya no tenían tampoco esperanzas.
Increíble no?
Como siempre Gastón, sabes hacer estremecer con tu escritura.
Beso de admiración

Lola dijo...

Gastón. No puedo explicarte la acongojada que me quede después de leer este post.
Es tan impresionante que no tengo palabras para explicarlo.
Creo que mucho tenemos que reflexionar sobre este tema y tener la memoria para recordar lo que pasó y como se han troncado historias de vida de muchos y evitar dejar en el abandono del olvido a HEROES.
La verdad que quiero felicitarte por el post que escribiste.
Saludos de corazón.

aguanteelamor dijo...

Hola gastón !!
uff que fuerte este sueño .. y sabes que a mi todo el tema de malvinas me llegó y llega muy fuerte ya que nada mas y nada menos que mi papá fue participe de la Guerra.

un beso grande para vos.
cuidate.

Kosheetah dijo...

Muy hermoso tu homenaje G., como siempre. Me ha gustado como has cosido esta historia fantástica con fuertes hilos verdaderos.

Eres un artista. Besssootesss!!

Recomenzar dijo...

Yo no estaba en La Argentina en ése momento estaba acá....en USA Mis vivencias son tan diferentes como son la manera que escribimos. Dolor senti y lo sigo sintiendo por algo que nunca terminé de entender...
besos de viernes para vos

Gastón dijo...

Agradezco los comentarios todos dejados con tanta emoción y lágrimas dorolosas, y también a los que no han podido dejar palabras escritas por la misma razón.

Yo lo escribí en su momento también ási, pero nada se compara con todo lo sentido por ellos, por "los chicos de la guerra"
(inútil y maldita guerra... como todas)

Besos y abrazos enormes para todos!!!

lexi dijo...

hermoso el relato!
llego tarde, pero te digo que me conmovió!





abraxo!