domingo, 9 de enero de 2011

204. sueño de una noche de verano

Muy de a poquito fui abriendo los ojos porque sabía que el primer despertar del año (por lo menos lo demostraba la estadística de los últimos comienzos) era complicado.
Esperaba el dolor de cabeza sonando como bombo de barrabrava, la amenaza de muerte de algún ex-novio ex-marido o ex-loquefuera al descubrirme desnudo en su cama y sobre todo con su chica, o algunas de esas sorpresas que con el tiempo se transforman en una dosis exacta entre anécdota divertido y mito inmortal.
Fue por eso que traté de volver a la realidad sin mucho apuro, relajado pero atento para ambientarme al lugar en el cual estaba despertando y, sobre todo, el modo.
Me moví despacio y noté que el modo era desnudo, y observando un poco más allá pude reconocer que la vista que se veía a través de la ventana me resultaba exageradamente conocida, y por eso respiré hondo y aliviado por encontrarme en mi depto, más precisamente en mi habitación, y con más cercanía, en mi amada cama.

Con demasiada cautela fui girando mi cuerpo y deslizando mi mano hacia el otro extremo de la cama con la plena seguridad de que encontraría algún cuerpo femenino, pero no.
El vacío de mi soledad estaba dormido en la otra mitad de la cama. Me sobresalté un poco al notar las almohadas en el suelo, pero enseguida me vinieron flashes a mi mente del sueño que había tenido durante la noche.
Eran imágenes aisladas de un rompecabezas que armaban una historia obvia y excitante.
Con Fernanda jugando en el asiento de atrás del taxi. Un viaje demasiado caluroso en el ascensor que nos dejó en el 7º piso. Una botella de New Age destapada en la cocina al igual que nosotros en el sillón. Una cama cobrando vida entre sábanas fantasmas y nuestros cuerpos incansables. Y el recuerdo de gestos, gemidos, caricias, susurros mientras nosotros girábamos al igual que la habitación y el planeta.

Me senté de inmediato sobre la cama y examiné el suelo buscando ropa de Fernanda. No encontré nada, pero recordé que en el sueño habíamos llegado desnudos a la habitación, sin embargo mi ropa tampoco se encontraba a la vista.
Con un sentimiento interior que no sabría decir con exactitud cuál era, sólo atiné a tomar coraje y confianza y gritar con cierta suavidad el nombre de Fernanda.
Y desde la cocina llegó la sorprendente respuesta…
–Gas, ¿te despertaste? Ahí estoy yendo con el desayuno.
(ups!)

6 comentarios:

Sentimientos! dijo...

Feliz Año Gaston

saludos

Manzana dijo...

jjajaja... guau!
no alcanzo a imaginar, que tan bueno, o que tan malo es eso!
espero que andes bien...
Feliz verano!
besos veraniegos!

Anónimo dijo...

necesidad de comprobar:)

Yo NO SOY Cindy Crawford!! dijo...

Pero a esta le gusta irse después así q no te confíes.

Sí, ya sé. Me cae mal.

Rouse dijo...

Hola!! Gastón buen inicio de año!!! mis muchas y mejores vibras para que todo salga como vos quieres!!
te deseo lo mejor y disfrutes de toda la gama de emociones que depara este año!!! es extraño cuando despiertas y no sabes que en realidad lo que paso es cierto o sólo fue un sueño... pero que bonito es despertar con que el sueño es hecho realidad y los fragmentos son parte de un satisfactorio encuentro!!! te dejo un abrazo!!! y vamos!! que el tiempo es corto, y muchas cosas tenemos que vivir!!!

Gastón dijo...

Sentimientos!: Igualmente para vos.

Basta de chistear: No te preocupes que yo tampoco logro imaginarlo del todo, jejeje

Anónimo: (?)

Yo NO SOY Cindy Crawford!!: Tengo mala memoria, pero supongo que siempre le di un buen motivo para irse.
(aunque también para quedarse)
Che, pregunto... ¿te cae mal?
Jajajaja

Rouse: Gracias por tus deseos energéticos que son los mismos para vos.
Y sí, lo mejor de los sueños es despertar y notar que son parte de una soñada realidad.