jueves, 8 de enero de 2009

08. rompecabezas

Cuando tengo que leer, releer, revisar y corregir libros, muchas veces me quedo en casa donde puedo realizar ese trabajo más tranquilo y concentrado que en la oficina y sus puntuales interrupciones.
Pongo la pava para tomar unos ricos mates y desparramo todo el material que necesito sobre la mesa.
Se ve que la tranquilidad de la noche de anoche me vino bien, ya que para poco después del mediodía, y después de unos 627 mates, había terminado con todo el trabajo propuesto.
Ya liberado laboralmente, y sólo por hoy, decido revisar el correo electrónico y hay un mensaje de Fernanda diciéndome que no se puede comunicar conmigo al celular por lo que me avisa por este medio que hoy pasa a buscar sus cosas como quedamos el otro día.

Voy en busca del celular que había tirado apagado en algún lugar y lo encuentro debajo del sillón. Al encenderlo aparecen los llamados de Fernanda, como también de Lucía y de mi hermana.
Llamo primero a Ana y me atiende Tami.
—Hola tío, ¿qué pasó con mi regalo de los Reyes Magos?
—Lo tengo acá en casa, pero no tuve tiempo de ir a llevártelo.
—¿Y puedo ir con mamá a buscarlo?
—Sí, claro, pero… ¿Qué les habías pedido a los Reyes?
—Una bicicleta… ¿Hola…? ¿Tío...? ¿Me escuchás?
—Sí, había ido a revisar el paquete y me parece que no te dejaron eso.
—Ahhh, entonces debe ser el castillo de las princesas…
—Tampoco…
—¿Los patines?
—No, acá hay una tarjetita que dice que se trata de “un rompecabezas muuuuuuyyy divertido para una nena muuuuuy linda y muuuuuuy inteligente que sabe que a los Reyes Magos también los afectó bastante esta crisis mundial”.
—Buenísimo, tío. Entonces ¿me lo traes?
—Mañana sin falta, mi amor. Chau, besitos.

Llamo ahora a Lucía.
—Qué abandonadita que me tenés, Gastón.
—No, lo que pasa es que estoy con mucho trabajo y...
—Tengo tu regalito de Reyes para cuando nos veamos.
—¿Es un rompecabezas?
—Jajajajaja. Sí, creo que cuando me veas con esto puesto, tu cabeza va a estallar, jajajajaja.

Finalmente aparece Fernanda con un bolso a llevarse parte de sus pertenencias que todavía andan dando vueltas por acá.
Dice que hay un taxi afuera esperándola porque tiene una cena de trabajo de la que recién hoy le avisaron, y que por eso agarra sólo unas cosas y vuelve otro día a llevarse todas sus cosas.
Me da un beso y desaparece de la misma manera en la que apareció.


Algo me dice que todavía faltan algunas piezas para poder completar este doloroso rompecabezas…

5 comentarios:

MAR dijo...

Y ….¿alguien te pregunto que querías tú de regalo para tu vida?, ¿te lo preguntaste tú por un solo día?
Cuesta empezar….pero debemos hacerlo amigo…que los primeros regalos, placeres y sueños…empiecen en nosotros mismos.
Besos para ti y yo te regalo amistad, cariño, sinceridad y un abrazo lleno de calor desde mi Verano.
mar

Ricardo Tribin dijo...

Que hariamos sin el celular?

Como sobrevivieron en la edad de piedra sin el?

Saludos cordiales

Gastón dijo...

Mar: Tengo demasiados buenos regalos de vida en mi vida
(amigos, familiares, amores... y la vida misma)
De todas maneras es un placer que alguien como vos se incorpore a la misma.
Besos de regalo

Ricardo Tribin: El celular en mi vida entró como un regalo de mi ex novia, que fue igual a que me regalara unas esposas (y bien ajustadas).
A los de la Edad de Piedra les hubiese venido de maravilla para saber si algún amigo fue comido por un Tiranosaurio.
Saludos para vos y gracias por tu visita.

Cecilia dijo...

Me encanta cómo escribis. Si fuera un libro, lo compraría.
Mientras tanto sigo leyéndote por aquí.

Gastón dijo...

Cecilia: te juró (y te agradezco de corazón por eso) que es el piropo literario más lindo que pude haber recibido.
Aunque también es un enorme placer tu lectura diaria.

Besos con latidos