sábado, 10 de enero de 2009

10. sumergidos

La ciudad arde.
Mil grados de calor al lado del freezer y Sergio, mi único gran amigo con una hermosa pileta desbordada de agua fresca, bendita e hidratante, no aparece.
Puedo ir tranquilamente para la casa y aparecerme, pero no contesta los llamados por lo que debe estar en alguna otra parte.
¿En qué otro lugar puede estar teniendo a dos pasos de distancia un lugar donde sumergirse?


Intentando distraerme me voy temprano a lo de mi hermana a llevarle el regalo a Tami.
—Gracias tío, después a la noche lo abro.
—¿Por qué a la noche y no ahora?
—Porque ahora mamá me va a llevar a la casa de una amiga del cole que me invitó porque tiene pileta.
—¿Puedo ir? —le pregunto con la clara intención de sumergirme en esa pileta ajena.
—¡Biiiieeeennnn! Sí que podés ir —me dice mi amada sobrina que tanto me quiere y yo a ella—. Esperá que le pregunto a mamá… ¿Má, puede venir el tío con nosotras?
—¡Nooooo! —contesta mi querida hermanita—- No tiene traje de baño, es una invitación para mujeres, y además debo cuidarte sólo a vos.
Demasiada convincente en sus respuestas para mi gusto.


De regreso en casa y mientras voy vaciando la heladera de bebidas, insisto con los llamados a Sergio que sigue sin responder. Me comienzo a impacientar y preocupar, aunque esto último no tanto.
Lo llamo a Cristian para ver si sabe algo o si tiene algún plan para hoy.
—Ahora no te puedo atender. Estoy cortando el pasto. Si no lo hago esto se llena de mosquitos.


El calor no me permite hacer nada.
Salgo al balcón y no corre una gota de aire, al contrario de las de sudor.
Ni siquiera tengo ganas de mirar a mi nueva vecina del edificio de enfrente tomando sol en bikini.
(bueno, un poco la observo… pero sólo porque me resulta curiosamente conocida)


Más tarde aparece Sebas con unos licores que apagan momentáneamente el fuego interior. Le pregunto si tiene algún plan para esta noche y me contesta que sí, el casamiento del amigo de un amigo.
—¿No conocés a los que se casan?
—No, pero prometo conocerlos.


La noche comienza poco a poco a desplegarse mientras Ana y Tami están sumergidas en una pileta, mientras Sergio sigue sin aparecer, mientras Cristian disfruta de una noche sin mosquitos y con el césped al ras, mientras Sebas se divierte en una fiesta casamentera de desconocidos, mientras yo voy a ver quién está golpeando la puerta.
Al abrirla me encuentro a Lucía vestida (¿vestida?) acorde al infierno en la ciudad y sosteniendo en una de sus manos un exquisito champagne.

Después de todo, teniendo en cuenta la fina botella y la silueta de mi amiga, ya veo que terminaré el día (y comenzaré la noche) sumergido en valles argentinos entre burbujas francesas.

1 comentario:

Gastón dijo...

ACLARACIÓN SALUDABLE: aquellos que desean hacerme alguna pregunta personal y/o privada, hacerme alguna propuesta indecente, o algo por esl estilo, lo pueden hacer a través del correo que figura en alguna parte de esta página, que es: mi-vida-a-diario@hotmail.com

Los comentarios, por otra parte, siempre serán bienvenidos en esta sección para comentarios, precisamente.

Besos, saludos y abrazos para tuttis
(estoy en plena sobremesa dominguera pos asado con pile incluída... Después les cuento)